LA NATURALEZA COMO FUENTE INAGOTABLE DE APRENDIZAJES
En estos momentos de incertidumbre ante el próximo curso nos hemos hecho eco de voces que animan a repensar nuestro modelo de escuela, buscando una escuela más centrada en las necesidades de las criaturas.
En esta línea, profesionales de la educación como Heike Freire o Catherine L´Ecuyer inciden en la importancia de tener presente La Naturaleza como recurso pedagógico por los múltiples beneficios que aporta a la infancia y porque, en definitiva, nos conecta con nuestra esencia, nuestro lugar de procedencia, nuestro planeta. Los seres humanos llevamos cientos de miles de años afinando nuestro sistema orgánico para adaptarnos al medio natural y, pese a los extraordinarios avances de la ciencia y la tecnología, es prácticamente imposible que podamos crear un sustituto con idénticos beneficios.
La trascendencia de “vivir con la naturaleza y no sólo conocerla” es también esencial en la pedagogía fundada por María Montessori, para quien “ninguna descripción, ninguna ilustración de cualquier libro puede sustituir a la contemplación de los árboles reales y de toda la vida que los rodea en un bosque real”.
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Imagen extraída de: www.madreshoy.com |
Nos parece importante resaltar aquí algunos de esos beneficios:
- De la atención al corazón.
Uno de los beneficios más importantes del contacto con la naturaleza es el efecto restaurador que ejerce sobre los procesos cognitivos humanos y, en particular sobre la atención: un paseo de tan solo veinte minutos diarios por un parque o la simple contemplación de árboles y plantas desde la ventana nos ayudan a descansar del esfuerzo y la fatiga producidos por los largos periodos de concentración que exige la vida cotidiana. Se trata de una modalidad atencional profundamente reparadora. La ausencia de foco proporciona una profunda sensación de bienestar y contribuye a equilibrar todos los sistemas orgánicos: respiratorio, nervioso, digestivo, circulatorio, hormonal..
- Los espacios naturales se convierten en un gran recurso pedagógico para educar la percepción de la infancia y hacer que las niñas y los niños aprendan a discriminar, a categorizar y a ordenar la información, a establecer vínculos afectivos con la naturaleza y los seres vivos y a desarrollar sentimientos de respeto y de protección del medio ambiente. “El contacto con la naturaleza es una experiencia vital que permite al niño sentir y medirse a sí mismo de forma diferente a como lo hace en la ciudad”, resume Mari Luz Díaz, psicóloga, directora del centro de innovación educativa Huerto Alegre y presidenta de la red Onda de centros de educación ambiental de Andalucía.
- Otra ventaja del contacto con la naturaleza es su efecto sobre el órgano central del cuerpo. Según los estudios de Andrew Armour (Heartbrain, 1991), el corazón no es una simple bomba mecánica para impulsar la sangre, sino un órgano inteligente que posee su propio sistema nervioso, con cerca de 40.000 neuronas. Envía más información al cerebro de la que recibe y de él brota un campo de energía electromagnética de entre 2 y 4 metros, en todas direcciones. Para algunos investigadores, este campo es 5000 veces más potente que el del cerebro y, cuando se vincula con el del planeta, emite una señal intensa que armoniza y equilibra nuestro organismo, produciendo tranquilidad y bienestar. Esto sucede especialmente si andamos descalzos por la tierra, algo que suele gustar mucho a los niños, pero que pocas veces les permitimos. La relación del corazón con el pulmón es, además, muy estrecha: cuando el primero está fuerte y nos sentimos felices, la caja torácica se abre y respiramos mejor. Asiento de las emociones, la salud del corazón está muy influida por la calidad de las relaciones humanas y de la conexión con el entorno. Abrazar a alguien durante más de 20 segundos, por ejemplo, favorece la producción de oxitocina, la hormona del amor.
En los espacios verdes, los pequeños desarrollan todas sus capacidades físicas, intelectuales, sociales, afectivas… y, como cualquier padre o educador puede comprobar fácilmente, se muestran más tranquilos, alegres, sensibles, activos, vitales, atentos, empáticos, creativos, curiosos, sociables, inteligentes, entusiastas, motivados y felices.
“Los niños son aprendices activos, investigadores, y la naturaleza ofrece una experiencia sensorial completa: se puede tocar, oler, ver, oír, probar…, así que es más fácil aprender allí que en el interior del aula”, resumen los expertos. Y subrayan que las vacaciones pueden ser un buen momento para que los padres brinden a sus hijos experiencias naturales: excursiones al campo, enseñarles a observar las aves, las hojas o los insectos, a hacer cabañas… Actividades todas ellas que, además, son asequibles a todos los bolsillos.
La Naturaleza nos brinda la oportunidad de poner a prueba nuestro asombro, acompañando a nuestras hijas e hijos en esa fascinación que seguro les produce el contacto con la vida de otros seres como plantas o insectos. Quizás así recordemos la importancia de no dar nada por supuesto, y podamos conectar con lo esencial, para agradecer y valorar lo que tenemos.
- Bibliografía:
https://www.naturarla.es/los-ninos-necesitan-contacto-con-la-naturaleza https://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20130614/54375609720/los-beneficios-de-la-naturaleza-para-los-ninos.html
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