EL CONFINAMIENTO COMO OPORTUNIDAD




Como ya sabéis en estos días hemos hablado por teléfono con todas las familias que nos ha sido posible. Os hemos escuchado las dificultades que nos está ocasionando esta situación que nos está tocando vivir, niños y niñas con necesidad de correr, con necesidad de salir, con alteraciones en el sueño y la alimentación, con pequeños más nerviosos, más enfadados… todo ello lógico y normal debido a las circunstancias. Pero también hemos escuchado reflexiones que nos parecen muy interesantes las cuales tienen que ver con encontrar el lado bueno del confinamiento. Nos habéis hablado de la capacidad de los niños para jugar, la capacidad de crear, de la capacidad de comprender la situación, de cómo se relacionan entre los hermanos y hermanas… También hemos hablado sobre el tema tiempo en familia, lo cual algunos padres y madres lo estáis viviendo como un regalo, como una oportunidad para bajar el ritmo, relajaros y disfrutar de vuestros hijos e hijas. Nos apetece ahondar en este tema ya que nos parece una visón bastante sana y beneficiosa para llevar el día a día de una manera más positiva.

Debemos recalcar que a nivel colectivo el Coronavirus obviamente produce estragos devastadores: muchos fallecimientos, más enfermos, problemas económicos y las consecuentes preocupaciones, por mencionar algunos. De ninguna manera pretendemos minimizar estos efectos del COVID-19 pero si qué vamos a intentar buscar el lado bueno.

El confinamiento ofrece un parón en nuestras vidas. Un parón en sí es algo neutro, ni bueno ni malo. En este caso es habitual que veamos este parón como una limitación, limitación de nuestra libertad. No obstante, ¿nuestra vida habitual permite más libertad? Y, ¿cómo definimos libertad?

 ¿Cuántos hemos pedido tener todo el tiempo en el mundo? ¿Cuántos hemos deseado tener más tiempo para lo que queremos hacer y menos para lo que debemos hacer? Pues, quizá si vemos la cuarentena como una oportunidad de manejar nuestro tiempo más en consonancia con como quisiéramos, podamos encontrar otro tipo de libertad, separándolo de la necesidad de movimiento.

Sabiendo entonces que en algún momento volverá la vida tal como la conocemos, ¿qué te gustaría ver mirando hacia atrás de este momento tan destacado en nuestras vidas?

Quizás te gustaría quedarte con el recuerdo de vivir sin estrictos horarios, de vivir sin correr, de vivir sin ir de un lado para otro con los niños, las niñas y el reloj pisándote los talones… Una temporada en la que te permitiste tirarte en el suelo y jugar con tus hijos e hijas durante horas, hacer las cosas con calma, que pudiste observarles, conocerles más a fondo , escucharles sin pensar en nada más que en sus increíbles ocurrencias, darles cariño durante todo el día, dejarte llevar por su imaginación y ser invitado a participar en sus ingeniosas propuestas, transformar la casa en divertidos escenarios, en convertir la cocina en un laboratorio, convivir en familia sin tener que hacer malabares o esperar un día festivo para poder sentaros a comer todos juntos…

Imagen extraida de: www.kinderschutzbund-cloppenburg.de/


“ Fue el tiempo que pasaste con tu rosa la que la hizo tan importante”

    El principito , Antoine de Saint-Exupéry



Ojalá no hubiéramos tenido que vernos expuestos al cambio de esta forma, que al fin y al cabo responde a unas circunstancias impuestas, limitantes y terriblemente desgraciadas. Pero quizá sí necesitábamos un cambio, un parón.

Alba Calleja , psicóloga nos habla de algunos beneficios del confinamiento y nos gustaría compartirlos aquí.

 El ritmo incesante con el que vivíamos y al que exponíamos diariamente a nuestro cuerpo y a nuestra mente, empezaba a dejar señales de alerta a su paso, la ansiedad se convertía, entre otras dolencias, en el idioma global que nuestro organismo utilizaba para lanzarnos su queja y la cercanía al límite de sus capacidades.

Así que, a pesar de lo complejo de este momento, la condición de parada en sí misma, neutraliza buena parte de los errores vitales que veníamos cometiendo, convirtiéndose inevitable y contrariamente a lo que parecía, en algo que nos expone a ciertas ventajas. Veamos cómo.

Beneficios del confinamiento:

RITMOS, TIEMPOS Y RUTINAS.

El ritmo despiadado que llevábamos no era sostenible, se estaba perdiendo la perspectiva del disfrute vital y el sentido de la vida. Ahora nos toca cambiar la velocidad y la dirección.

El diseño de nuestra rutina, empezaba a contemplar desde hace tiempo, bajo la idea del aprovechamiento constante, opciones peligrosas como saltarse comidas, dormir mal… o desde luego relegar ese tipo de necesidades básicas a últimos puestos. El patrón de sueño se entendía negociable bien por la falta de tiempo a otras horas del día para hacer otras cosas, bien por la imposibilidad de disfrute y de ocio en otro momento. Acabando por restarle al necesario sueño el tiempo del supuesto disfrute y yéndonos a dormir muy tarde solo por sentir el día más aprovechado…

Y a pesar de que nuestro aguante puede ser infinito, la perspectiva de disfrute y el sentido de la vida, empezaba a verse quebrado en la psique de muchas personas, que aún habiendo hecho y construido su vida como “debían”, no estaban encontrando el bienestar en ello…

EL ESTRÉS.

Los niveles de estrés realmente estaban generando un marcado deterioro en los organismos por la constante segregación de adrenalina y cortisol necesarios para mantener la velocidad vital que llevábamos.

Resulta que la respuesta de estrés es muy necesaria en nuestro organismo, y tiene un sentido adaptativo clave para nuestra especie. Sin embargo, pocas veces se había visto tan sumamente sobreexplotado y presente en la vida diaria de las personas.

Las hormonas y neurotransmisores que nos sobreactivan a través de estos mecanismos, se convierten en veneno cuando pasan demasiado tiempo en nuestro cuerpo. Esto estaba dando lugar a la presencia de cuadros psicosomáticos de manera más frecuente que en cualquier otro momento social.

COMPRA, COMPRA, COMPRA.

El volcado emocional en los agentes materiales se estaba volviendo el mecanismo estrella a la hora de intentar regular nuestras emociones, llenar nuestros vacíos y darle sentido a la construcción de nuestra vida alrededor de lo laboral.

De esta forma, la compra se convertía en el medio más rápido para hacernos sentir bien. Sin embargo, hay cierta parte de sensación de vacío que acompaña a la sobreutilización de estas dinámicas. Y necesitábamos parar para dejar de concentrarnos en acumular y volver a disfrutar de nuestras cosas en general y también de las pequeñas cosas en particular.

DEMASIADOS AMIGOS.

La pérdida de relaciones humanas significativas y la inversión de nuestro tiempo en vínculos temporales y pasajeros como coleccionismo de situaciones y amistades, estaba apartándonos de nuestras personas importantes.

Resulta curioso cómo este momento, recoloca nuestra jerarquía, y devuelve posiciones a los más importantes, pues ahora hablamos con los nuestros de verdad, buscamos videollamarlos, saber cómo se encuentran…en un orden diferente a aquel con el que veníamos funcionando. Muchas personas están volviendo a acercarse a sus familias en pleno momento de alejamiento…

LO DE FUERA VS. LO DE DENTRO.

El ruido externo estaba sustituyendo la reflexión, el auto diálogo. El bombardeo de estímulos restaba tiempo para pensar, destinándose así casi todos nuestros recursos atencionales y cognitivos al procesamiento constante de información. Necesitábamos el silencio de esta quietud para recuperar los momentos de reflexión, de conversación con nosotros mismos, el tan importante tiempo para pensar…

SALUD.

También nos habíamos alejado del valor de la salud. No es difícil creerse casi inmortal cuando el mundo te construye en esos términos y te dirige a preocuparte de otras cosas. Sin embargo, ahí está la salud, volviendo al eje central de nuestras vidas, recuperando su posición primordial y recordándonos que nada vale sin ella. Un golpe de realidad que teníamos que recibir…

LA TIERRA.

Quien tampoco nos seguía el ritmo era el planeta tierra que ha visto en este curioso momento una tregua a su maltrato.

NOSOTROS.

Desde hace tiempo, era francamente difícil trabajar en términos de conciencia colectiva. A través de la globalización de la información, habíamos generado cierta impermeabilidad y tolerancia a los problemas de los demás, al dolor que afectaba a otros grupos. A otros nosotros que no eran los nuestros.

La identidad conjunta que genera esta pandemia es un fenómeno fascinante en tiempos de individualismo, y aún construida en la debilidad humana ante un problema de tamaña magnitud, nos reconcilia como especie y nos acerca de la manera más sólida. Pues bien es sabido que nada une más que un enemigo común. 

Pocos cambios se establecen en las personas como fijos o sin remisión, sin embargo es el momento de intentar corregir errores, sobre todo cuando, a través de esta experiencia estamos más en contacto que nunca con el valor real de la vida.


Bibliografía:



Comentarios

  1. Muchísimas gracias al equipo de Hello Buztintxuri por compartir toda esta información desde vuestra mirada tan profesional. Es un placer sentirse cuidada también de esta manera.

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