CUANDO NOS ENFRENTAMOS AL CONFLICTO DE RETIRAR LAS PANTALLAS
En estos días que estamos pasando
tanto tiempo en casa todos estamos abusando de las pantallas (televisión,
tablets, móviles…). Debemos ser conscientes que abusar de ello no es lo mejor
para los niños y las niñas ni para los adultos, pero la convivencia con la tecnología
es una realidad de nuestros tiempos. Sabemos que es un recurso que nos ayuda a "entretener" a los niños y niñas sobre todo cuando tenemos que hacer más cosas que estar con
ellos y ellas (teletrabajar, tareas del hogar, necesitar tranquilidad…) pero
también es un tema que nos agobia por dudar en cómo racionarlo en el tiempo,
¿cuánto tiempo es demasiado?, “sólo quieren ver la televisión” … por lo que
resulta muy útil programar “tiempos sin pantallas”.
La mayoría tenemos claro que esa
exposición a las pantallas hay que limitarla a cierto tiempo durante cada día o
cada semana… cuando no usamos las pantallas desarrollamos más actividades que
implican movimiento, imaginación, fantasía y creación, pero también conocemos
las dificultades que ocasiona poner límites y retirar las pantallas. Es una acción
delicada que suele provocar conflictos con los niños y las niñas, que
reaccionan rápida e intensamente.
La reacción es muy intensa porque
los estímulos de las pantallas impactan directamente en los circuitos de
recompensa de su cerebro. Y suele ser rápida porque el apagado suele ser un
acto repentino. De alguna manera el cerebro del niño o la niña siente que pasa de 1.000 a
0 en un simple clic.
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Imagen extraída de www.bbmundo.com |
Por ello os queremos proponer
algunas ideas para enfrentarnos al momento de retirar el móvil, apagar la
televisión, cambiar de actividad…
¿Qué pasaría si nos pusiéramos en
la piel del niño, que por cierto es una piel, una emoción distinta de la del
adulto? ¿Qué pasaría si en vez de quitarles de la pantalla repentinamente lo
hiciésemos despacio? ¿Qué pasaría si la desconexión no acabara cuando apagamos
la tele o retiramos el móvil o Tablet sino que pudiera continuar, en la mente
del niño un poco más de tiempo? El resultado suele ser que los niños aceptan de
mejor gana el cambio de actividad y se muestran más tranquilos y tranquilas.
Veamos esas ideas:
-
Coloquémonos a su lado unos minutos antes de
retirar las pantallas. Esto nos ayudará a conectar con ellos y ellas, a estar a
su lado, sin enfrentarnos. Si lo hacemos siempre de la misma manera les ayudará
a entender que el momento de acabar se acerca.
-
Podemos intentar conectar con su mundo interior
haciendo comentarios sobre lo que están viendo. Será una manera más delicada a
la hora de finalizar la exposición a las pantallas y a ellos y ellas les
ayudará porque cuando dejen de mirar lo que estén viendo podréis seguir
hablando.
-
Avisar al niño con antelación ayuda a su cerebro
a estar preparado para el cambio. Es preferible
darles tiempo para irse haciendo a la idea. Al cerebro del niño le cuesta
cambiar de actividad y, estar preparado les ayuda mucho a tomárselo de una
forma más tranquila.
-
Bajar el volumen permite al niño a hacer una
transición progresiva y que el apagado no sea tan brusco. Recuperar la audición
te ayudará a que el niño se desconecte de la pantalla y vuelva a conectar con
el mundo exterior. Cuando el volumen haya bajado por completo puedes hacer un
comentario positivo sobre lo que estaba viendo que conecte con lo que el niño
estaba sintiendo; así te escuchará con más facilidad.
-
También les dará tranquilidad saber cuándo podrán
volver a usar la televisión, el móvil o la Tablet “Mañana antes de comer
podremos ver más dibujos”
-
Anticípales y explícales lo que toca a
continuación: “Ahora, vamos a ponernos el pijama”, “Ahora podemos contar un
cuento”, “Ahora vamos a salir a dar un paseo” … Esto les ayudará a “cambiar el
chip” y ponerse en marcha antes y con más serenidad.
-
Pídeles que colaboren en apagar la televisión
ellos mismos, guardar el móvil o la Tablet en su lugar... Cuando colaboran en
las tareas se activan las regiones del cerebro asociadas a la responsabilidad
(corteza orbitofrontal) que está estrechamente conectada con la región cerebral
del AUTOCONTROL. El resultado de esta ingeniosa operación de poner la
responsabilidad en manos del niño es que tendrá mayor capacidad para controlar
la frustración que supone dejar de hacer algo que le gusta.
-
Mientras vais retirando las pantallas
pregúntales qué es lo que más les gustó. Al igual que cuando sales del cine te
gusta comentar la película a los niños también les gusta mantener la emoción un
poco más. Para ayudar a reducir
progresivamente la conexión emocional del niño con lo que han visto podemos
preguntar qué es lo que más le ha gustado o cuál es su personaje favorito.
-
Reforzar al niño que ha sido capaz de apagar sin
perder los nervios es otro paso importante. Hacer un comentario sencillo como
“Has apagado la tele tu solo”, “Hoy no te has enfadado nada”, o “Has apagado la
tele como una campeona” les ayudará mucho a volver a actuar de manera más
relajada y menos frustrante la próxima vez que apaguéis las pantallas.
-
Todos los miembros del grupo familiar debemos
asumir el compromiso de que el tiempo con pantallas ha terminado, sin
excepciones: si solo afecta a los pequeños, lo vivirán con un castigo y
sentirán una gran frustración al ver que sus padres o madres continúan haciendo
lo que a ellos les está vetado.
-
Por último, seamos conscientes de cuantas veces
tenemos en casa la televisión de fondo, ¿es necesario que esté encendida si no
la estamos viendo? Tenerla apagada ayudará a tener un clima más relajado, más
amable que propiciará un juego con más concentración por parte del niño y la
niña, un juego más rico sin interrupciones visuales y auditivas constantes.
Bibliografía:
-
Álvaro Bilbao (presentado en anteriores entradas
del blog)
-
Heike Freire
Docente,
asesora, y ponente internacional, Heike Freire imparte conferencias, cursos y
talleres por todo el mundo, desde hace treinta años. Experta en Infancia e
Innovación Educativa, sus investigaciones sobre las relaciones entre salud,
bienestar y aprendizaje en la Naturaleza la han convertido en un referente
internacional de la Pedagogía Verde, un enfoque educativo ecológico que viene
desarrollando desde los 90. Es autora de centenares de artículos, así como de
dos obras: “Educar en verde. Ideas para acercar a niños y niñas a la
naturaleza” (Graó, 2011) traducido a seis idiomas, y “¡Estate quieto y
atiende!: Ambientes más saludables para prevenir los trastornos infantiles”
(Herder, 2017). También ha coordinado la obra “Infancia y Adolescencia”
(Wolters-Kluwer, 2012) y tiene actualmente en prensa dos nuevos títulos: “Patios
Vivos para renaturalizar la escuela” y “Semillero de Pedagogía Verde”, ambos en
la editorial Octaedro. Actualmente dirige el Curso Superior de Pedagogía Verde,
en colaboración con Florida Universitaria, una formación de Postgrado que
capacita profesionales del desarrollo humano en contacto con la Naturaleza.
También forma parte del Consejo Asesor de la Cátedra de Renovación Pedagógica
de la Universidad de Girona, y de la revista Barbiana. Con sus amplios
conocimientos, su experiencia y su calidez humana, Heike acompaña a educadores,
familias, escuelas y otras organizaciones en sus procesos de renaturalización.
Licenciada en
Psicología, y en Filosofía por la Universidad de Paris X (Nanterre), inició su
carrera como asesora del gobierno francés, desde el Instituto de Educación
Permanente de Paris, junto a antiguos colaboradores de Ivan Illich y Paolo
Freire. Periodista y escritora, ha dirigido las revistas Cuadernos de Pedagogía
(Wolters Kluwer) y Mente Sana (RBA).
Su compromiso
con la felicidad y el pleno desarrollo de las potencialidades de niños, niñas y
jóvenes, pero también con la Ecología y la Biodiversidad, la ha llevado a
implicarse como activista por los derechos de la Infancia, y de las especies no
humanas y más que humanas que nos acompañan en este hermoso Planeta.
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